En medio del cónclave celebrado en el Vaticano, el padre nicaragüense Sadiel Eugarrios, uno de los sacerdotes encarcelados y expulsados por el régimen de Daniel Ortega, compartió con Radio Francia Internacional (RFI) un conmovedor testimonio de fe, sufrimiento y esperanza por el futuro de Nicaragua.
Eugarrios, quien fue parte del clero de monseñor Rolando Álvarez en Matagalpa, estuvo detenido en la prisión de máxima seguridad El Chipote, donde sufrió torturas psicológicas. Fue liberado y desterrado hace dos años junto a otros religiosos, despojado de su nacionalidad y enviado a Estados Unidos. Actualmente reside en Roma, donde se dedica a la pastoral hospitalaria mientras continúa sus estudios.
“Cuando el avión despegó y vi la capital, supe que dejaba un pedacito de mi corazón ahí”, confesó con emoción. Aunque reconoce el trauma del exilio y las cicatrices del encierro, Eugarrios destaca el papel de la fe como refugio en los momentos más oscuros: “Rezábamos el rosario con servilletas, con papel. La Biblia no nos la daban, pero la fe siempre estuvo presente”.
Desde su nueva vida en Roma, mantiene contacto limitado con amigos y fieles por la represión que aún se vive en Nicaragua. A pesar de todo, guarda la esperanza de volver algún día: “Vamos a regresar con nuestra familia, con nuestro pueblo”.
Consultado sobre sus expectativas ante la elección del nuevo Papa, Eugarrios pidió un pontífice “de fe y diálogo”, que no aparte la mirada de Nicaragua, país al que describió como “un paisito pequeño con un pueblo que ama profundamente a Jesús, a la Virgen y al Papa”.
Eugarrios aseguró que el pueblo nicaragüense sigue aferrado a la Iglesia, incluso bajo persecución: “La Iglesia en Nicaragua es una iglesia martirial. Pero el pueblo no ha dejado de tener viva su fe”.
Finalmente, hizo un llamado al próximo Papa y a la Iglesia en general a no olvidar a Latinoamérica, una región marcada por las guerras, pero también por una fe viva: “El pueblo latinoamericano es un pueblo de paz, de amor y de justicia. Y el Papa debe caminar con nosotros”.
El testimonio de Eugarrios se suma a las voces del exilio nicaragüense que, a pesar de la distancia, mantienen firme su compromiso con la verdad, la justicia y el Evangelio, confiando en que la luz de la esperanza vencerá las tinieblas de la represión.